En Europa, el aguacate se considera un «superalimento”. Sin embargo, en Chile, los aguacates son sinónimo de escasez de agua, violación de los derechos humanos y una profunda huella ecológica. En la provincia de Petorca, se cultiva aguacate desde tiempos inmemoriales, practicado inicialmente por pequeños agricultores, el auge en la popularidad de esta fruta en los 90 provocó un incremento exponencial de la producción. Desde entonces, los grandes terratenientes dominan el mercado del aguacate en Petorca, y consumen cantidades ingentes de agua.
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