Desde un taller en Bogotá hasta conquistar el mercado latinoamericano, la historia de Golty es la de una empresa que se atrevió a competir contra gigantes globales con un producto hecho a mano y con sello colombiano. Hoy, más que una marca de balones, Golty es un símbolo de identidad deportiva nacional.
A principios de los años cincuenta, dos amigos bogotanos, Manuel Escobar y Eduardo Martínez, decidieron combinar su pasión por el deporte con su conocimiento del caucho. Así nació Escobar y Martínez S.A., una empresa familiar que, décadas después, daría origen a Golty. Lo que empezó como una fábrica de artículos de caucho se transformó, con el tiempo, en el mayor fabricante de balones de Latinoamérica.
El giro llegó en los años ochenta, cuando la empresa decidió lanzar su línea deportiva bajo el nombre Golty. En un mercado dominado por marcas extranjeras, el reto era mayúsculo. Sin embargo, fue precisamente ese contexto el que impulsó a Golty a innovar: desarrollar sus propios sistemas de producción, como la tecnología CMI (instrucción administrada por computadora), y formar un equipo con operarios de experiencia inigualable, muchos de los cuales llevan más de 30 años armando balones a mano.
Golty conquistó el corazón del fútbol colombiano en 1992, cuando se convirtió en el proveedor oficial de la Liga Profesional y la Selección Colombia. Durante más de dos décadas, sus balones han rodado en cada partido de eliminatorias en casa. Con diseños inspirados en la cultura local —como el “Macondo”, en homenaje a Cien años de soledad, o el “Tuchín”, inspirado en el sombrero vueltiao—, Golty ha sabido mezclar estética, técnica y orgullo nacional.
Pero su éxito no ha sido solo simbólico. La marca factura más de $20.000 millones de pesos al año y exporta a países como Perú, Bolivia, Costa Rica y Ecuador. También ha empezado a abrirse camino en Estados Unidos, llevando consigo el sello de un producto hecho en Colombia con altos estándares internacionales.
Hoy, la empresa ha renovado su estructura bajo el nombre Grupo Y, liderada por Manuela Escobar, nieta del fundador. Bajo su dirección, Golty no solo ha modernizado su imagen, sino que ha impulsado el diseño de balones femeninos que, en muchos casos, superan en ventas a los modelos masculinos.
En un mercado donde Adidas, Nike y Puma dominan las vitrinas, Golty ha logrado algo extraordinario: ganarse un lugar en la historia del deporte colombiano y hacerlo con un balón que no solo registra goles, sino que cuenta historias. Su legado está cosido a mano, con el mismo cuidado con que se construyen los sueños que, contra todo pronóstico, se hacen realidad.