Un nuevo episodio de tensión diplomática se desató entre Colombia y Venezuela luego de que el presidente Gustavo Petro aplaudiera la excarcelación del defensor de derechos humanos Carlos Correa y solicitara la liberación de 12 colombianos detenidos en el vecino país. En respuesta, la Fiscalía venezolana, a través de un comunicado del Fiscal General, Tarek William Saab, instó al mandatario colombiano a «ocuparse de los graves problemas de Colombia».
En su pronunciamiento, Saab criticó la postura de Petro, recordándole que desde territorio colombiano se han originado acciones que han amenazado la estabilidad de Venezuela, como el entrenamiento de mercenarios y la supuesta inacción frente al narco-paramilitarismo. El Fiscal también señaló que el gobierno venezolano ha liberado a más de 1.500 personas como parte de su política de revisión judicial, y calificó la celebración de Petro como una interpretación limitada de la realidad venezolana.

Por su parte, el mandatario colombiano no ha emitido una respuesta directa, pero este cruce de declaraciones evidencia la fragilidad de las relaciones bilaterales en un momento en que ambos países intentan reconfigurar sus vínculos tras años de tensiones políticas. La frontera compartida y los flujos migratorios siguen siendo puntos álgidos en la agenda de ambos gobiernos.
Este intercambio, que resalta viejas heridas y desacuerdos, pone sobre la mesa preguntas importantes sobre la cooperación binacional. Mientras Petro insiste en la protección de los derechos humanos de los colombianos en Venezuela, Saab subraya la necesidad de fortalecer la soberanía y seguridad de su país. El desenlace de este enfrentamiento podría definir el tono de las relaciones futuras entre ambos países.