A medida que el distanciamiento social continúe, cuidar la salud mental de los adultos mayores se hará cada vez más importante. Acá, recomendaciones de una psicóloga experta.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus que causa el COVID-19 infecta a personas de todas las edades. Sin embargo, la evidencia sugiere que el riesgo de enfermedad aumenta gradualmente con la edad a partir de los 40 años y que las personas mayores son el principal grupo de riesgo, ya que pueden tener una sintomatología más grave y para ellos la letalidad del virus puede ser mucho más alta.
En consecuencia, las medidas de confinamiento para esta población han sido más restrictivas que para los demás. Esta situación, especialmente a largo plazo, puede tener efectos negativos sobre su salud. Prolongados periodos de aislamiento social no solo pueden perjudicar su bienestar a raíz de la inactividad física sino que además traen consigo el riesgo de un deterioro cognitivo y afectaciones a su salud mental.
Si se tiene en cuenta que, según el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, el 41,0% de los adultos mayores en el país reportó síntomas depresivos, la salud mental de esta población es algo que no se puede pasar por alto. Al contrario, debe ser una prioridad para millones de familias en el país.
Sobre la situación que los adultos mayores atraviesan a causa del COVID-19, la líder del Grupo de Investigación Pensamiento Diverso del Programa de Psicología de Areandina Valledupar, Lorena Cudris Torres, explica: “Hay adultos mayores que por sus costumbres de autocuidado han llegado a la vejez sanos. Hay que motivarlos a que se sigan cuidando, suministrándoles información veraz y pertinente que les permita comprender y apropiarse de los nuevos hábitos de cuidado”.
Aun así, recuerda que hay adultos mayores cuya salud se ha visto deteriorada a causa de su edad y que requieren que se les cuide con frecuencia. Explica que para ayudarlos, es necesario ser comprensivos cuando ellos no acepten o no entiendan la necesidad de ser cuidados. Cudris dice que en estas situaciones el lenguaje amoroso y las expresiones de afecto son la mejor forma para generar confianza en ellos. A veces, un diálogo centrado en argumentos científicos o técnicos no es suficiente para comunicar los peligros y cuidados que nacieron con la pandemia.
También, recomienda establecer rutinas para ocupar el tiempo mediante ayuda profesional (terapia ocupacional), actividades que involucren a la familia cómo compartir espacios lúdicos y atractivos para los adultos mayores, y una buena comunicación con amigos y familiares de la misma generación.
La experta explica que es contraproducente bloquearles la necesidad de sentirse productivos y útiles para la sociedad. Por eso, sugiere a familiares y allegados que “los hagan participar en actividades o proyectos productivos, pidiéndoles consejos y asesoría dentro de los negocios y empresas (el en caso de tener una) e incluso la generación de ingresos en aquellos que lo deseen hacer como parte de la terapia ocupacional”. Sin embargo, recuerda que la prioridad en estas circunstancias debe ser salvaguardar su salud y bienestar.
Debido a su perfil de riesgo, lo más probable es que las personas mayores sean de las últimas a las que se les permita regresar a diferentes actividades fuera del hogar. Por eso, a medida que pase el tiempo y el distanciamiento social continúe, será más necesario que, tanto ellos como sus familiares, aprendan a sobrellevar la situación, cuidarse entre sí y saber en qué momento acudir a un experto.