La palabra Duelo viene de dolor y se presenta cada vez que hay una pérdida, un proceso doloroso, inesperado, en respuesta a la pérdida de un ser querido o una pérdida significativa. Existen duelos por la muerte de una persona, aunque también existen duelos por discapacidad física o psicológica, pérdida de un empleo o empresa, por migración o por un proceso de separación o divorcio.

Según la psicóloga Carolina Remolina, líder de bienestar de la corporación Instituto Colombiano de Cualificación Empresarial CICCE, es importante entender que hay duelos normales y hay otros que son patológicos. Para diferenciarlos, hay que establecer los síntomas en cada uno de ellos. Los síntomas normales, son sentimientos de culpa, dolor, tristeza, ansiedad, síntomas depresivos e irritabilidad, mientras que los síntomas patológicos son reacciones tardías, no tener un duelo en el tiempo adecuado, la negación, hiperactividad, ideas delirantes, paranoia, culpa y alucinaciones, entre otras.

 

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Existen algunas fases en el manejo del duelo:

1. Fase de shock y negación, no hay aceptación de la pérdida.

2. Fase de angustia, ira e impotencia.

3. Fase de negociación o reorganización, involucrarse nuevamente en las actividades cotidianas.

4. Tristeza o depresión, en esta etapa hay un duelo más profundo.

5. Aceptación de la pérdida.

Es necesario que cuando hay una pérdida de seres muy cercanos, se recomienda buscar ayuda para trabajar de la mano de los profesionales y evacuar estas 5 etapas. Es importante reconocer que hay que trabajar el sentimiento de la culpa con el doliente, como en el caso de la persona llevó el covid a la casa y posteriormente falleció algún familiar. Es fundamental explicar que la intención no era causar daño en el proceso del doliente.

 

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¿Cuáles son las recomendaciones para manejar el duelo en épocas navideñas?

En esta temporada decembrina, las emociones de las personas están a flor de piel, sobre todo cuando es la primera festividad navideña en la que falta nuestro ser querido, por lo que es necesario que se sigan las siguientes recomendaciones:

1. Tomar el tiempo para asumir y asimilar la pérdida. Es indispensable que el doliente dedique un espacio a entender la situación, desahogarse, esto lo puede hacer solo o acompañado, llorar y no reprimir las emociones. Es por esto, que se debe empezar a descargar el dolor haciendo una actividad, practicar un deporte para brindarle serotonina al cerebro, darle un sentido e importancia a la pérdida, hablar sobre el dolor, no estar en situaciones aislado y confiar en alguien para hablar sobre el tema.

2. Ritualizar la pérdida, hacer despedidas simbólicas, sembrar un árbol, realizar un acto con las cenizas, así no se tenga el contacto con el cuerpo de la persona que falleció.

3. No resistirse a los cambios, como no tocar la habitación, la ropa y pertenencias de la persona que falleció. La recomendación es seleccionar algunas pertenencias y guardarlas en un baúl, para empezar a soltar.

4. Centrarse en las convicciones religiosas o espirituales que tenga el doliente, conexión con el ser supremo, con el espíritu, para lograr la paz que sólo se logra con el paso del tiempo.

 

 

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