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En las etiquetas de cremas, lociones y maquillaje podemos encontrar etiquetas con las especificaciones de “clínicamente probado”, “probado dermatológicamente”, “testeado clínicamente” u otras similares. Estas indican que detrás del desarrollo de un producto, hay evidencia científica que respalda su efectividad y que cuenta con el apoyo de médicos, en general, o de dermatólogos, en particular, que comprobaron los efectos secundarios que puede acarrear su uso. 

En este sentido, los médicos especialistas y los esteticistas profesionales tienen la libertad de solicitar a los laboratorios farmacéuticos los detalles de las investigaciones realizadas con los productos antes de recetarlos o recomendarlos. En general, las marcas están dispuestas a entregar esas evidencias para ganar la confianza del personal experto que los prescribe. 

Por ello, la doctora Astrid Lorena Ruiz, dermatóloga adscrita a Colsanitas,  señala que  “Una recomendación primordial que hacemos a los pacientes es que eviten automedicarse. Algunos productores de cosméticos recurren a publicidad engañosa para apoderarse de un segmento del mercado, haciendo ofertas incumplibles, y la gente invierte mal su dinero y, lo peor, asume riesgos innecesarios con su rostro, que es una parte tan delicada del cuerpo”

 

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Es por esto que a la hora de escoger un producto dermatológico, es importante tener en cuenta que este debe ser apropiado para cada tipo de piel (seca, normal, grasa, mixta o sensible), para nuestra edad y que es dermatológicamente probado, entre otras cosas. A continuación, 6 recomendaciones a la hora de escoger un producto para la piel.  

1.       Productos con claridad en sus ingredientes: un producto de buena calidad tiene detallado en la etiqueta todas sus características, como los ingredientes. Estos deben ir escritos de acuerdo a su concentración de mayor a menor. Adicionalmente, debe tener la fecha de fabricación y de caducidad o el símbolo (Period After Open PAO) que indica el tiempo en que el producto puede ser usado después de usarlo la primera vez. En Colombia es indispensable que tenga el registro INVIMA y además que cuente con la certificación de buenas prácticas de manufactura cosmética (BPMC).  

2.       Identificar el tipo de parabeno del producto: los parabenos son conservantes necesarios para los productos cosméticos que previenen la creación de bacterias y hongos en ellos. Aunque su uso no es perjudicial, tienen un efecto acumulativo que pueden generar problemas de toxicidad y, para el caso de la piel, reacciones alérgicas. Se debe tener presente que estos se usan en una gran cantidad de productos como la industria alimenticia, productos de aseo, medicamentos, entre otros.  

Sin embargo, no todos los parabenos son iguales, existen listados que indican cuáles tiene menor efecto acumulativo. Además, el nivel de concentración varía de acuerdo al tipo, por ejemplo, el etilparabeno, debe usarse a un máximo del 0,4% de concentración en un producto. Esto puede verificarse en la etiqueta del producto. Los que deben evitarse porque no se cuenta con información suficiente sobre sus riesgos son: los isopropil, isobutil, fenil, bencil y pentilparabenos. 

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3.       Escoger un producto hipo alergénico si tengo piel sensible: hipo alergénico indica que el producto ha sido creado especialmente para pieles sensibles y reactivas, por lo que los principios activos han sido probados y se ha confirmado que tienen una baja probabilidad de generar reacciones alérgicas cuando se aplica. Sin embargo, hay personas que de forma excepcional presentan irritaciones pronunciadas, y siempre será el dermatólogo el indicado para hacer las recomendaciones que permitan contrarrestar esos efectos adversos. 

4.       Escoger un producto no comedogénico si tengo piel grasa: no comedogénico se refiere a que es un producto que no bloquea los poros de la piel. Para las pieles grasas es una condición clave, porque si se tapona el folículo piloso, se forman comedones (espinillas) y puntos negros. 

 

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5.       Mirar el factor de protección solar: si un producto dermatológico tiene un nivel de factor de protección solar (SPF) menor de 50, no es suficiente para proteger la radiación UV en Colombia. Esto no significa que no deba comprarse el producto, sino que si su SPF está entre 15 y 40, es necesario aplicar sobre él un protector con un SPF igual o mayor 50. 

6.       ‘Cruelty Free’ y productos eco responsables: si se quiere utilizar productos que no han sido testeados en animales, existen logos internacionales que los identifican y también existen bases de datos en donde se puede buscar según la marca del producto: ´PETA´ (People for the Ethical tratment of animals), Leaping Bunny, ´Te protejo´ o ´Choose Cruelty Free´. Existen también varias organizaciones que certifican que un producto es libre de ingredientes provenientes de animales y/ o que son eco responsables. Para esto debe buscarse el sello característico. Algunos de los más comunes son: Natrue, soil associative organic, BDIH CosmetiqueBio, Vegan y Ecocert. 

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En las etiquetas de cremas, lociones y maquillaje podemos encontrar etiquetas con las especificaciones de “clínicamente probado”, “probado dermatológicamente”, “testeado clínicamente” u otras similares. Estas indican que detrás del desarrollo de un producto, hay evidencia científica que respalda su efectividad y que cuenta con el apoyo de médicos, en general, o de dermatólogos, en particular, que comprobaron los efectos secundarios que puede acarrear su uso. 

En este sentido, los médicos especialistas y los esteticistas profesionales tienen la libertad de solicitar a los laboratorios farmacéuticos los detalles de las investigaciones realizadas con los productos antes de recetarlos o recomendarlos. En general, las marcas están dispuestas a entregar esas evidencias para ganar la confianza del personal experto que los prescribe. 

Por ello, la doctora Astrid Lorena Ruiz, dermatóloga adscrita a Colsanitas,  señala que  “Una recomendación primordial que hacemos a los pacientes es que eviten automedicarse. Algunos productores de cosméticos recurren a publicidad engañosa para apoderarse de un segmento del mercado, haciendo ofertas incumplibles, y la gente invierte mal su dinero y, lo peor, asume riesgos innecesarios con su rostro, que es una parte tan delicada del cuerpo”

 

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Es por esto que a la hora de escoger un producto dermatológico, es importante tener en cuenta que este debe ser apropiado para cada tipo de piel (seca, normal, grasa, mixta o sensible), para nuestra edad y que es dermatológicamente probado, entre otras cosas. A continuación, 6 recomendaciones a la hora de escoger un producto para la piel.  

1.       Productos con claridad en sus ingredientes: un producto de buena calidad tiene detallado en la etiqueta todas sus características, como los ingredientes. Estos deben ir escritos de acuerdo a su concentración de mayor a menor. Adicionalmente, debe tener la fecha de fabricación y de caducidad o el símbolo (Period After Open PAO) que indica el tiempo en que el producto puede ser usado después de usarlo la primera vez. En Colombia es indispensable que tenga el registro INVIMA y además que cuente con la certificación de buenas prácticas de manufactura cosmética (BPMC).  

2.       Identificar el tipo de parabeno del producto: los parabenos son conservantes necesarios para los productos cosméticos que previenen la creación de bacterias y hongos en ellos. Aunque su uso no es perjudicial, tienen un efecto acumulativo que pueden generar problemas de toxicidad y, para el caso de la piel, reacciones alérgicas. Se debe tener presente que estos se usan en una gran cantidad de productos como la industria alimenticia, productos de aseo, medicamentos, entre otros.  

Sin embargo, no todos los parabenos son iguales, existen listados que indican cuáles tiene menor efecto acumulativo. Además, el nivel de concentración varía de acuerdo al tipo, por ejemplo, el etilparabeno, debe usarse a un máximo del 0,4% de concentración en un producto. Esto puede verificarse en la etiqueta del producto. Los que deben evitarse porque no se cuenta con información suficiente sobre sus riesgos son: los isopropil, isobutil, fenil, bencil y pentilparabenos. 

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3.       Escoger un producto hipo alergénico si tengo piel sensible: hipo alergénico indica que el producto ha sido creado especialmente para pieles sensibles y reactivas, por lo que los principios activos han sido probados y se ha confirmado que tienen una baja probabilidad de generar reacciones alérgicas cuando se aplica. Sin embargo, hay personas que de forma excepcional presentan irritaciones pronunciadas, y siempre será el dermatólogo el indicado para hacer las recomendaciones que permitan contrarrestar esos efectos adversos. 

4.       Escoger un producto no comedogénico si tengo piel grasa: no comedogénico se refiere a que es un producto que no bloquea los poros de la piel. Para las pieles grasas es una condición clave, porque si se tapona el folículo piloso, se forman comedones (espinillas) y puntos negros. 

 

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5.       Mirar el factor de protección solar: si un producto dermatológico tiene un nivel de factor de protección solar (SPF) menor de 50, no es suficiente para proteger la radiación UV en Colombia. Esto no significa que no deba comprarse el producto, sino que si su SPF está entre 15 y 40, es necesario aplicar sobre él un protector con un SPF igual o mayor 50. 

6.       ‘Cruelty Free’ y productos eco responsables: si se quiere utilizar productos que no han sido testeados en animales, existen logos internacionales que los identifican y también existen bases de datos en donde se puede buscar según la marca del producto: ´PETA´ (People for the Ethical tratment of animals), Leaping Bunny, ´Te protejo´ o ´Choose Cruelty Free´. Existen también varias organizaciones que certifican que un producto es libre de ingredientes provenientes de animales y/ o que son eco responsables. Para esto debe buscarse el sello característico. Algunos de los más comunes son: Natrue, soil associative organic, BDIH CosmetiqueBio, Vegan y Ecocert. 

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