El bronceado es una práctica que comenzó a popularizarse desde 1920, y desde entonces personas alrededor del mundo buscan diferentes métodos para llegar a este tono de piel “perfecto”, y lucirlo durante todo el año.
Sin embargo, la dermatóloga Jimena Peña, médica adscrita a Colsanitas, resalta que: «Es fundamental comprender que el bronceado no indica que la piel esté protegida del sol, sino que ya ha ocurrido un daño en la piel. Aunque el cuerpo cuenta con mecanismos de reparación para contrarrestar este daño, no puede repararlo por completo por lo cual, esta práctica podría traer consecuencias para nuestra piel en un futuro”.
Es por esto que comenta algunos de los tipos de bronceados y un tip importante para cuidar la piel del sol:
El bronceado y sus riesgos:
El bronceado es el resultado de la exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol, dividida en tres tipos: UVA, UVB y UVC. La radiación UVB es responsable de las quemaduras solares en la piel, mientras la radiación UVA penetra más profundamente y puede causar manchas y envejecimiento prematuro. Ambas radiaciones generan el bronceado, arrugas y aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
En el caso de las personas que se broncean ocasionalmente, como durante las vacaciones, el riesgo es menor debido a la falta de exposición repetitiva. No obstante, los dermatólogos no lo recomiendan así sea de forma eventual.
Bronceado artificial:
Como alternativa a exposición directa al sol, las cámaras bronceadoras se han convertido en una práctica común. No obstante, este tipo de productos emiten altos niveles de radiación ultravioleta UVA y UVB. Por esta misma razón la OMS no recomienda su uso, ya que “aumentan el riesgo de presentar cáncer de piel”. Varios países como Francia, España e Italia han prohibido o restringido su uso.
Por otro lado, los aceites bronceadores, considerados como otra alternativa artificial para broncearse, tampoco proporcionan una protección adecuada contra los rayos solares y pueden aumentar el riesgo de daño solar, envejecimiento prematuro de la piel y cáncer de piel.
La dermatóloga Peña explica que, entre las alternativas artificiales, el uso de cremas autobronceadoras es la opción menos dañina debido a su diseño, ya que estas cremas no trabajan con exposición a rayos UV, si no que deposita pigmentos en la piel sin causar daño.
El bloqueador:
La elección de un protector solar adecuado es fundamental para proteger la piel. Se recomienda utilizar aquellos que tengan un factor de protección solar (FPS) de 30 o más y aplicarlo en la cantidad adecuada. Según la doctora Peña, para el rostro, se aconseja aplicar una cantidad similar a la longitud de dos dedos completos, mientras que, para el cuello, una cucharadita es generalmente suficiente.
Existen otras medidas para protegerse del sol y prevenir el daño solar. Estas incluyen:
- Limitar el tiempo de exposición solar directa al mediodía.
- Utilizar ropa protectora y sombrero que proteja los ojos, la cara, las orejas y el cuello.
- Utilizar gafas de sol que garanticen protección del 99 % al 100 % contra los rayos UVA y UVB.
- Pero aún más allá de ello se debe recordar que el uso del protector solar y re-aplicación a menos cada cuatro horas durante actividades normales, y cada dos horas durante la exposición prolongada al sol es primordial, además de acudir al médico en caso de cualquier anormalidad en la piel.