La cantautora italo-mexicana Romina Guardino brindó una velada inolvidable el pasado sábado en las salas de ensayo Buena Onda, en la Condesa, CDMX, con un concierto íntimo que rápidamente se agotó. La atmósfera acogedora, adornada con bella iluminación y dibujos coloridos, sirvió de telón de fondo para su esperado regreso como solista, donde presentó su nuevo sencillo “El color empieza una danza”.
Acompañada de talentosos músicos Richie en el bajo, Moni en la guitarra eléctrica y Bere Contreras como corista Guardino abrió la noche con su voz envolvente, cautivando al público con letras que celebran la belleza de los momentos compartidos. La artista continuó compartiendo su mundo a través de canciones como «Momentos Mágicos», interpretada en varios idiomas, y «Cuando tú me dejaste», destacando su habilidad para conectar emocionalmente.
El clímax de la noche llegó cuando expresó su gratitud hacia México, mencionando el término “apapacho”, y creando un momento mágico al interpretar “En Carne y Hueso”. Cerró el concierto con su icónica canción “Soy”, y, para el deleite de sus seguidores, decidió repetir el tema que inauguró la velada.
Con una emotiva convivencia posterior, Romina dejó una huella imborrable en el corazón de sus asistentes, celebrando la música y la conexión que esta genera.
Romina Guardino, originaria de Palermo, Italia, comenzó su formación musical a los 15 años con las reconocidas Silvia Balisteri y Anita Vitale. A los 20, se mudó a Los Ángeles para perfeccionar su técnica en el Musician Institute, enfocándose en canto y composición. Regresó a Italia para colaborar con músicos de jazz locales y, a los 22 años, decidió establecerse en México, donde desarrolló un estilo musical que fusiona jazz, pop, rock, folk y bossa nova.